jueves, 29 de noviembre de 2012

El Gato en el Antiguo Egipto

Entre los numerosos animales domésticos con que contaban los egipcios, merece la pena destacar al gato. 
Hay bastante polémica sobre su origen, pero todo parece indicar que procedía del Felis silvestris lybica, una especie salvaje del norte de África. Aunque hay restos de un culto religioso a Bastet ya en las primeras dinastías, no será hasta el Imperio Medio (2060-1786) cuando se generalice su representación en las tumbas.


"Yo soy el Gran Gato que inauguró el árbol Yeshed en Heliópolis, en aquella noche en que fueron anonadados los enemigos del Dueño del universo..." Capítulo XVII del Libro de los Muertos.

Entre los numerosos animales domésticos con que contaban los egipcios, merece la pena destacar al gato. Hay bastante polémica sobre su origen, pero todo parece indicar que procedía del Felis silvestris lybica, una especie salvaje del norte de África. Aunque hay restos de un culto religioso a Bastet ya en las primeras dinastías, no será hasta el Imperio Medio (2060-1786) cuando se generalice su representación en las tumbas, y esta situación pervivirá hasta finales del siglo IV d.C. Estas primeras representaciones en el Imperio Medio coinciden con la aparición de las primeras momias de este animal.

La popularidad del gato entre los egipcios se debía principalmente a su eficacia para librar las casas y graneros de roedores y serpientes. Más adelante se usó al gato como auxiliar en las actividades de caza, sobre todo de aves, sustituyendo al perro en estas labores.

 Esta es una de las capacidades que más llama la atención de los gatos egipcios. Efectivamente, existen varias pinturas murales en tumbas donde se observa al dueño de la misma en compañía de su mujer e hijos, practicando la cacería, actividad a la que eran muy aficionados los miembros de las clases superiores. En estas escenas se ve a la familia sobre una barca que navega entre las matas de papiros. El señor está de pie a punto de lanzar una especie de bumerán, que no es más que un palo curvo que no regresaba, sobre la presa (normalmente ánades). La función del gato es recoger las piezas abatidas y depositarlas en la barca. Este gato amaestrado, que aparece representado sobre todo en el Imperio Nuevo, llama precisamente la atención porque no sabemos cómo los adiestrarían los egipcios para esa función.



El nombre que los egipcios daban al gato era miu, en lo que parece claramente una onomatopeya más que un nombre. Los gatos actuales parecen haber perdido los rasgos característicos de sus antepasados egipcios, aunque el abisinio sigue recordando a las estatuas de Bastet.
Herodoto (484-424 a.C.), historiador griego conocido como el padre de la historia, viajó por Egipto hacia el año 450 a.C., país al que dedica el segundo libro de su obra Historias. En él nos narra con detalles las costumbres del pueblo egipcio, y entre éstas el culto que se rendía a los animales, aunque hay que tener en cuenta que estas costumbres se refieren a la Época Tardía, cuando Egipto estaba en decadencia total y nada o poco tenía que ver con el esplendor de los anteriores siglos. Aún así, es interesante lo que cuenta. 

Dice Herodoto:

"...la gente de las ciudades ofrecen sacrificios de esta manera: adoran al dios al cual está consagrado el animal, cortan al rape el pelo de los niños, o solamente la mitad o incluso la tercera parte, y el peso en plata del pelo cortado se entrega a la servidumbre del animal en cuestión. Con este dinero se compra el pescado con que se nutre a los animales sagrados.

"Si alguien mata voluntariamente a uno de estos animales es condenado a muerte y si lo hace involuntariamente, paga una multa que fijan en cada caso los sacerdotes...



"Cuando se declara un incendio, es sorprendente lo que sucede con los gatos. La gente se mantiene a cierta distancia cuidando a los gatos y sin preocuparse lo más mínimo de apagar el fuego. Pero los gatos se escurren por entre la gente o saltan sobre sus cabezas y se precipitan en el fuego. Y cuando esto sucede, los egipcios se quedan muy apenados. Cuando en una casa perece un gato de muerte natural, todos sus inquilinos se afeitan las cejas (...). Los gatos muertos se llevan a un lugar sagrado donde son embalsamados y luego se entierran en Bubastis (...)."

Otro autor griego, Diodoro de Sicilia, narra el caso de un soldado romano de las tropas de César, que hacia el año 50 a.C. mató sin querer a un gato. Una multitud furiosa de egipcios linchó al pobre hombre, que no se salvó de la muerte, a pesar del temor que entonces tenían los egipcios hacia los romanos. Ni siquiera le pudieron salvar los emisarios que envió el rey egipcio.



Aunque matar a un gato era un acto vil y castigado con una dura pena, muchos individuos pensaron que el peligro del castigo no era tan grande como el negocio que habían encontrado: criar gatos, matarlos (ellos pensaban que piadosamente y eso que les retorcían el pescuezo), embalsamarlos, momificarlos y venderlos a peregrinos crédulos que realmente pudieran pensar que la camada embalsamada que esos hombres tan simpáticos vendían eran de cachorros muertos por causas naturales y que, por supuesto, no iban a dejar que se pudrieran por ahí pudiendo estar en sus propias tumbas.
Aunque ésta es solo una cruel anécdota, hay otra reciente que más que cruel produce cierta pena. Desde siempre, en Europa, se han estudiado diferentes documentos del norte de África y el Sud-este de Asia donde se podían encontrar tanto recetas médicas como compuestos de abono con materiales e ingredientes exóticos. En uno de esos documentos constaba una crema rejuvenecedora que se consideraba “milagrosa”, y que contenía “polvos de Momma”. Los europeos, tan listos ellos, dieron por supuesto que ese tal Momma debía de ser Momia, y empezaron a hacer incursiones en Egipto buscando momias para machacar y poner a sus compuestos y cremas para echarse en la cara y todo el cuerpo. Craso error, ya que Momma no significaba momia, sino betún.
No solo eso sino que a mediados del siglo XIX se encontró en Beni Hassan un cementerio con más de 300.000 momias de gatos. Aunque desconozco la autoría de esta atrocidad, se llevaron las momias a la ciudad de Alejandría donde las machacaron y las mezclaron con abono, y las vendieron a campesinos ingleses por cuatro duros cada saco.
Orígenes
El gato montés africano (Felis líbyca) al cual se lo considera actualmente como una variante más estilizada del gato montés euroasiático (Felis silvestris). Actualmente existen alrededor de 50 razas, de las cuales más de la mitad se han creado en este siglo por mutaciones y recombinación genética.
El gato, al igual que sus primos salvajes, reúne una serie de cualidades estéticas sumamente valoradas por el ojo humano. La armonía y el equilibrio de sus formas producen un efecto de belleza insuperable. La elegancia y plasticidad de sus movimientos, que provoca que en ocasiones pareciera estar caminando en el aire, se nos representa como una maquinaria perfecta, sobre todo cuando despliega su destreza predatoria.


Cuando no alcanzamos a comprender un fenómeno, se nos convierte en un misterio y crece nuestro interés en el mismo. El comportamiento y la personalidad del felino, tantas veces catalogado de enigmático sigue siendo, a través de los siglos, ni más ni menos que eso, un misterio. Sólo sabemos que en su mayor parte está regido por su código genético de conducta y recién en los últimos años estamos comenzando a interpretarlo. Este es uno de los grandes desafíos que afronta actualmente la etología.
Si hay una palabra que puede definir la sensación del hombre frente al gato, esta es fascinación. Los gatos poseen características comunes con el resto de los felinos, como por ejemplo cara corta, grandes ojos frontales, fuertes y largos colmillos y eficientes muelas carniceras en ambas mandíbulas. La presencia de garras retráctiles (le facilitan el andar tanto en el suelo como en los árboles), además de miembros posteriores cortos y robustos, le permiten optimizar la cacería solitaria al acecho. Todas estas características hacen de los felinos los máximos predadores de la escala zoológica.
Aunque sus antecesores ya paseaban por la tierra hace unos 12 millones de años, sólo han pasado 4.000 años desde que se domesticó al gato. Los antiguos egipcios fueron los primeros en usarlos para controlar a los roedores en sus graneros, pero existen pruebas de gatos salvajes que compartían cavernas y poblados con los humanos de mucho tiempo antes.
La historia posible.
Según cuentan los historiadores, el gato comienza a acercarse a los graneros en el Antiguo Egipto (3000 años AC) atraído por la gran oferta de roedores que por ese entonces se comían una buena parte de las cosechas de aquellos primitivos agricultores. Para los egipcios, la llegada de los felinos fue interpretada como un envío divino para proteger sus cosechas. Esto, más su adoración posterior los llevaron a crear una diosa llamada Bast, que tenía cuerpo de mujer y cabeza de gato; ella simbolizaba la fecundidad, la belleza y la luz entre otras cosas.

Es de suponer que con el tiempo las nuevas generaciones de gatos fueron fijando genes de domesticación con lo cual mejoraron el nivel de convivencia con el hombre compartiendo gradualmente sus hogares.
Aparentemente los romanos se encargaron de llevar el gato desde Egipto al resto de su vasto imperio, incluyendo Asia y Oriente y así lentamente pero con paso muy firme, el gato comienza a ocupar un nuevo espacio al lado del hombre como experto cazador de ratones.
Desde aquel entonces ha corrido mucha agua bajo el puente y el gato ha sufrido variadas adoraciones y persecuciones (casi se extingue en Europa en tiempos de la Inquisición) a lo largo de la historia. Así llegamos a fines del siglo pasado, donde se inicia la cría organizada y también comienza un cambio en la relación hombre-gato con un ascenso en la valorización como animal de compañía.
A finales del siglo XX, el gato se ha posicionado como uno de los dos más importantes animales de compañía de toda la historia de la humanidad. En el año 1985 se registra por primera vez en EEUU que la población de felinos (50 millones), sobrepasaba la población de caninos ( 49 millones), manteniéndose actualmente esa tendencia. En muchos países de Europa la cantidad de gatos es igual o superior a la de perros y en el resto de los países del mundo día a día sigue ganando posiciones.

Anécdotas Históricas.


Momias de gatos.
Hace apenas sesenta años, se descubría en Egipto central, en Beni Hassan, un verdadero cementerio, donde trescientos mil gatos embalsamados y momificados dormían desde hacía milenios. ¿Cuál fue el destino de este extraño y precioso descubrimiento?.
No habiendo ningún arqueólogo presente para detener ese vandalismo, se lo destruyó neciamente y su pérdida es irreparable. Hubiera bastado con conservar al azar una centena de esos gatos para que hoy supiéramos cuál era el color, la textura del pelo de los primeros gatos. Hubiera bastado con poder extraer la media para tener la idea aproximada de su tamaño. Por un pasmoso concurso de circunstancias, se apiló ese montón de gatos en la bodega de un barco que partía hacia Inglaterra y se lo vendió…como abono!
El profesor W.M. Conway, en el English Illustrated Magazine de la época, ha proporcionado todas las precisiones acerca de este crimen inexcusable…Veinte toneladas (veinte mil kilos de gatos egipcios admirablemente conservados) fueron de ese modo transportados hasta Liverpool y la casi totalidad, vendida a los campesinos al precio de cuatro libras la tonelada, fue mezclada a la tierra inglesa como el más prosaico de los estiércoles…!




martes, 10 de mayo de 2011

Los comienzos del Pan




Las condiciones para cultivar el cereal en el Nilo eran muy favorables. Las periódicas crecidas (aproximadamente a mediados de julio) favorecían el cultivo de trigo T. turgidum durum (un cereal tetraploide), que creció en el Oriente Próximo y se divulgó posteriormente por todo el Mediterráneo en una variante denominada T. turgidum dicoccum, antes de la llegada del Imperio romano a través de África hasta climas más cálidos. Hay evidencias arqueológicas que demuestran la elaboración del pan en el Antiguo Egipto. En cierta forma es de esperar que la fermentación del pan se lograra en la cultura egipcia. Es fácil suponer que una masa abandonada durante algún tiempo sea invadida por esporas del aire y que, en un ambiente húmedo, éstas se reproduzcan dando lugar a un proceso de fermentación. Las masas fermentadas se elaboraban posiblemente con harinas contaminadas de las levaduras de la elaboración de cerveza (emplean la misma levadura), pero es muy probable que «levaran» panes debido al uso de cereales con bajo contenido en gluten (el gluten es la proteína responsable de hacer posible que el pan leve). Son los egipcios los que mezclan por primera vez las masas con semillas de diferentes plantas con el objeto de hacer panes más nutritivos.

Hoy en día podemos saber de la elaboración del pan en la época pre-egipcia y egipcia gracias a la profusión de jeroglíficos y figuritas de bronce procedentes de Asiria, en la que se pueden ver las diversas operaciones de recogida y molienda del grano (periodo Salmanasar II). La importancia que los egipcios dieron a la recolección de los cereales se puede distinguir claramente debido a las tres divisiones que realizaron a su propio calendario anual: ajet (inundación), peret (siembra) y shemu (recolección). La devoción de los egipcios por el pan hizo que en la antigüedad clásica se les denominara «comedores de pan». A veces era más que un alimento y se llegaba a pagar un salario o jornal de un campesino en un cierto número de panes y cerveza (tres panes y dos cántaros de cerveza). Perduran relatos de la época de Ramsés IX que mencionan revueltas entre los trabajadores cuando no se les pagaba en pan, sino en cualquier otra mercancía. Cabe mencionar que las clases más bajas se alimentaban casi exclusivamente de pan.

Los sumerios hacían el pan enterrando la masa en un hoyo donde había cenizas y brasas de un fuego, lo cual se perfeccionó poco a poco mediante la observación y, de esta forma, uno de los inventos que se desarrolló en el antiguo Egipto fue el uso de hornos. El empleo del horno hacía que los resultados finales de la panificación fueran más predecibles. El pan ya era un alimento común que aparece representado en los bajorrelieves de la tumba de Ramsés III (que fue faraón durante treinta años). En estas ilustraciones de la tumba de Ramsés existen descripciones claras de cómo se realizaban las simples labores de panadería, se puede observar cómo se trabajaba la masa con las manos y con los pies, cómo había un cuidado especial en hacer las porciones de pan lo más similares posibles. Los egipcios fueron los primeros que erigieron hornos cónicos, que se construían con adobe (ladrillos de lodo del Nilo) y poseían dos cavidades: en la inferior se producía la combustión y en la superior se cocía el pan. Horneaban más de un pan al mismo tiempo. La descripción del pan según los jeroglíficos de la lista de signos de Gardiner recuerda tanto a los hornos como a las formas del pan, tal y como se puede ver:

X1 X2 X3 X4 X5 X6 X7 X8 N29

Existen muchas evidencias que muestran que, desde los comienzos, en Egipto se conocían los efectos de las levaduras y cómo estas eran aplicadas a la elaboración del pan y la cerveza. Se han descubierto levaduras de panificación en una vasija del periodo pre-dinástico antiguo (ca. 4000 - 3500 a. C.). Algunas de las levaduras se empleaban en la elaboración de cerveza, como en Hieracómpolis, hecho que se conoce por el análisis químico realizado en los residuos encontrados en las vasijas de fermentación que datan de esa misma fecha. Otros vasos similares se han encontrado en Egipto, siendo datados en la época de la cultura amratiense (sobre 3800–3500 a. C.). También se han encontrado levaduras en una tumba de Tebas que recuerdan a la actual Saccharomyces spp. (levadura empleada en los procesos de fermentación del pan en la actualidad) y que se han denominado Saccharomyces winlocki, datadas alrededor de la Dinastía XI (2135–2000 a. C.). Cepas de la S. winlocki se han encontrado en ánforas que contenían cerveza en la tumba de la reina Meryet-Amun de la Dinastía XVIII. Se han encontrado panes en la tumba de Mentuhotep II. El arqueólogo Zahi Hawass encontró en las excavaciones realizadas cerca de la Gran Esfinge de Guiza los restos de una panadería con su instrumental. Zahi pudo comprobar por un lado que los agricultores del Alto Egipto hoy en día continúan elaborando pan de una forma muy similar y por otro que esta antigua panadería podría abastecer de pan a casi veinte mil trabajadores.

Las clases bajas egipcias eran comedoras exclusivas de un pan tosco. El refinamiento de la harina era escaso y se piensa que no era raro encontrar restos de arena del desierto en la masa del pan, lo que podría dañar el esmalte de los dientes. La arena en la harina ha dado lugar a muchas dolencias dentales en la humanidad hasta llegado el siglo XVIII. Algunos papiros médicos medían la salud en función del nivel de apetito que se tiene de pan: una persona enferma carece de apetito de pan. Los egipcios solían consumir el pan acompañado de cebolla. Las formas del pan que se pueden ver en las tumbas indican una gran variedad: cónicos, en forma de barra, cúbicos, en forma de pirámide, de animales (pájaros y peces). Una de las evidencias que confirma el conocimiento de los alimentos fermentados por parte de los egipcios es el hecho de que ya aparece en el código de Hammurabi, que menciona explícitamente el pan y la cerveza como alimentos fermentados a partir de la cebada. El pan más habitual era de cebada, aunque las clases altas se servían de panes de harinas de trigo. El uso de cebada en la fermentación hacía que el pan tuviese un sabor característico, pero los panes egipcios no eran panes «levados», debido al poco contenido de proteína (gluten) de la masa elaborada con este tipo de cereal.

jueves, 20 de mayo de 2010

Hallado un tesoro en una tumba inédita de Luxor




Un equipo de investigadores españoles ha comenzado a desentrañar la tumba del visir Huy, una especie de ministro de Fomento del rey Amenhotep III que podría iluminar una de las épocas más turbulentas y desconocidas de la historia de Egipto.

El que fue alcalde de la ciudad de Tebas hace unos 3.370 años cavó su propia tumba. En todos los sentidos. El edil, llamado Amenhotep, como su rey, comenzó a construir su mausoleo cuando Amenhotep III le nombró visir del Sur. En poco tiempo, el alcalde, conocido como Huy (un apelativo similar al Paco de Francisco), se convirtió en uno de los pesos pesados del imperio: era el confidente del rey, el responsable de las grandes obras y el encargado de entregar tierras y esclavos a los sacerdotes de los templos del dios Amón.

Los investigadores, coordinados por Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman, del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, presentarán mañana en Madrid los resultados de la primera campaña de excavación en la tumba, que hacen suponer un tétrico final para el visir. Cuando el hijo de Amenhotep III, el famoso rey hereje Akenatón, abandonó el politeísmo e impuso el culto a Atón, en la primera reforma religiosa de la historia, Huy siguió fiel a su dios Amón. Akenatón decidió, entonces, eliminar al visir. "La tumba está inacabada. Huy se convirtió en enemigo del rey y tuvieron que neutralizarlo o liquidarlo", explica Martín Valentín.

Su equipo ha encontrado unas 4.000 piezas en la que, dicen, es la mayor tumba inédita de este periodo en la antigua ciudad de Tebas, hoy Luxor. Los arqueólogos han hallado huesos, fragmentos de papiros con inscripciones, cuentas de collar, vendas de momias y varias figuras de distintas épocas, ya que la tumba se siguió utilizando hasta época cristiana. La más llamativa, según Martín Valentín, es una mujer desnuda tallada en el colmillo de un hipopótamo del río Nilo, hace unos 3.100 años. "Es la figura de una concubina y se incluyó en una de las tumbas para que acompañara al muerto en el más allá. Tiene una peluca negra maravillosa. No he visto cosa igual en mi vida", describe.

El equipo de Martín Valentín continuará sus excavaciones, financiadas en parte por el Ministerio de Cultura, en octubre. Hay trabajo para unos 10 años, si hay dinero. "Con la crisis, no sabemos qué pasará", se lamenta.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La Momificación

Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte. Pensaban que el alma del difunto viajaba al Más Allá. Cuando una persona moría en el Antiguo Egipto, su cuerpo se conservaba por medio del proceso de la momificación. Pero sólo los egipcios más ricos, además del faraón y su familia, podían encargar su momificación, ya que era un proceso muy costoso, además de largo: la momificación tardaba 70 días en ser finalizada.

Máscara de la momia de Tutankhamon. Máscara de oro como la mayoria de las mascaras que se les hacían a los reyes.

Muchas veces habréis visto en las películas la famosa imagen de una momia. Vamos a descubrir qué eran en realidad las momias y cómo se hacían. Para conocer que eran en realidad las momias y como se hacían primero veremos el significado de la palabra. Momia procede del persa mummia, que significa "cosa bituminizada", de ahí su apariencia obscura. De esta vocablo persa, se deriva la palabra árabe múmmiya, de "mum", betún o cera mineral, sustancia que se utilizaba muchísimo durante la momificación de los cuerpos.

El proceso de momificación se llevaba a cabo dos o tres días después de la muerte. El cuerpo era llevado a los embalsamadores, quienes trabajaban a orillas del Nilo, ya que se necesita agua en abundancia. Se colocaba al difunto sobre una mesa de piedra o de madera, e incluso de alabastro, cuyas patas y su decoración tomaban la forma de león. También se empleaban otras más pequeñas para depositar los órganos del difunto.

Mesa de embalsamar para el tratamiento de los cuerpos, primer paso del proceso de momificación.

Herramientas empleadas en la extracción de los órganos del difunto en el antiguo Egipto para proceder a su momificación.

Se lavaba el cuerpo y se procedía a la extracción del cerebro. A continuación, los órganos internos: el estómago, los intestinos, los pulmones y el hígado. Los envolvían en un paño de lino y se introducían dentro de los cuatro vasos canopos bajo la protección de cuatro dioses especiales, llamados “hijos de Horus”, representados en las tapas de estos vasos:

Vasos canopos: Duamutef, de chacal (estómago), Qebehsenuf, de halcón (intestinos), Hapy, de mono (pulmones) y Amset, de apariencia humana (hígado).

El corazón se dejaba dentro del cuerpo porque no debía separarse de su cuerpo, pues era el lugar donde residían los sentimientos, la conciencia y la vida.

A continuación el cuerpo era cubierto con natrón, una sal que lo desecaba. Este tratamiento duraba entre 35 y 40 días, de forma que el cuerpo al estar totalmente deshidratado, ya no se descomponía. Se rellenaba utilizando limo o serrín procedentes del Nilo o especias. Después se cosía, y a veces, lo cerraban con lino, una placa de cera o tratándose de un rey, con una chapa de oro. Se lavaba con agua del Nilo y se ungía con bálsamos aromáticos. Y ya se podía vestir al difunto.

Una vez realizados todos estos pasos anteriores, el cuerpo se envolvía en vendas de lino impregnadas a veces en resina, mediante un ritual muy estricto. Mientras se realizaba este proceso un sacerdote que portaba una máscara del dios Anubis recitaba las fórmulas de encantamiento correspondientes. Estas fórmulas eran las siguientes:

"Te ponemos el perfume del Este, para hacer perfecto tu olor y poder seguir el olfato de Dios"
"Te traemos los líquidos que vienen de Ra, para hacer perfecto tu olor en la Sala del Juicio Final"

Vendajes aplicados a las momias. Estas vendas se untaban con resina para una mejor sujeción conservación.

Se empezaba vendando los dedos uno por uno, las extremidades y por último el resto del cuerpo. Los brazos podían ponerse estirados a lo largo del cuerpo, o se cruzaban en el pecho en posición osiriaca. Se terminaba con la cabeza.

Entre los vendajes se introducían amuletos y tiras de lino que recogían textos del Libro de los Muertos. Sobre el pecho se colocaban un escarabeo alado y las imágenes de los cuatro hijos de Horus, los dioses protectores de los órganos internos.

La cabeza de la momia se cubría con una máscara pintada, y en el caso de momias reales, la máscara funeraria podía ser de oro, como la encontrada en la momia de Tutankhamon.

Finalmente, la momia se introducía en uno o varios sarcófagos de madera o de piedra que se encaban unos con otros y se entregaba a la familia para comenzar con los ritos funerarios.

Sarcófago donde se metían la momias y momia con sudario y malla,
tal y como quedaban una vez envueltas con las vendas y cubiertas con las mallas. Esta momia pertenece a la esposa de un sacerdote de la XXV Dinastía, hacia el 700 a.C.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Justicia: las penas y su ejecución

Castigos no corporales

La pena más evidente y una de las más comunes era el encarcelamiento (acompañado de trabajos forzados), pero había otras para delitos "leves" y comunes ( no pagar impuestos, pequeños hurtos, etc.), como la pérdida del trabajo o de la categoría en el mismo, también de las propiedades y el borrado del nombre en la tumba si ya la había construido el acusado.

Castigos corporales ( sin pena de muerte)

Escena de la tumba del escriba Menna (TT69, Sheikh Abd el-Qurna)

El castigo corporal más común eran los "golpes de bastón" (100 o 200) y en los casos más graves se podía añadir 5 "golpes sangrantes" e incluso marcas de metal incandescente. Los tribunales locales podían imponer penas ligeras como la devolución de mercancías robadas con multa por el doble de su valor. Pero las sentencias por delitos graves contra el Estado o la religión, eran dictadas por visires o en su caso, por el propio rey: mutilación (mano, lengua, nariz u orejas; no hay pruebas sobre la castración), exilio, trabajos forzados en canteras o minas y hasta la pena capital (empalamiento, ahogando en agua, quemando vivo o decapitado). Aunque estas últimas penas no eran nada comunes, podía darse el caso.

Los sacrificios humanos y pena capital

Podemos distinguir tres tipos de sacrificios humanos:

  1. Por una parte, cuando las personas sacrificadas pertenecían a la corte del rey. Se piensa que podían ser sus servidores más directos, aquellos que debían seguir trabajando para su rey en el Más Allá. Pero la costumbre desapareció ya en la segunda dinastía y justo después aparecen en las tumbas, las primeras estatuas de sirvientes trabajando del Imperio Antiguo. Más tarde esta función la desempeñarían los Shabties (a partir del Reino Medio). Llamados Shauabtis en el Imperio Medio y Ushebtis en época tardía, estas figuritas momiformes responderían por el difunto, trabajando en su lugar cuando fuese necesario.
    Los escritos sí reflejan claramente la función de los Ushebtis en este sentido, mientras que las representaciones de personas trabajando, pasaron a ser simplemente eso, escenas de la vida cotidiana que también se darían en el Más Allá, según las creencias de los egipcios.

Shauabtis de Tutanjamon, Museo Egipcio de El Cairo

En la II dinastía se abandona esta costumbre, pero tenemos las numerosas tumbas que rodeaban a las de los reyes del predinástico y dos primeras dinastías. Por ejemplo, en la de Aha en Abidos, se ha comprobado que las personas enterradas alrededor no superaban los 25 años de edad. Junto a la tumba Qaa se encontraron algunos títulos de altos oficiales en las subsidiarias, tales como "Portador del sello real", "Guardián de los secretos y de los decretos", etc., por tanto, no sólo se acompañaban de simples sirvientes, el rey también necesitaba funcionarios en el Más Allá.

  1. Rituales o religiosos: También se sacrificaban personas en algunos ritos, pero se sustituyó por el sacrificio de animales.

A finales de la I dinastía ya no existió nunca más el sacrificio ritual de personas en Egipto, o no nos consta.

Se constata su existencia por las escenas encontradas en algunas etiquetas (la de la imagen pertenece al rey Aha):

Sobre el sacrificio está el signo O43 de la clasificación de Gardiner, que viene a significar la recogida (Ssp), en un cuenco, de la sangre de la persona maniatada sacrificada en la ceremonia, mientras son apuñalados en el corazón.
Hay más pistas de sacrificios rituales humanos no relacionados con funerales reales y de su sustitución por animales, por enterramientos masivos encontrados, pero son bastante discutidos. Dependiendo del autor, unos afirman y otros niegan rotundamente el tema de los sacrificios humanos rituales. En mi opinión y viendo que el primer caso está demostrado, no tengo razón para pensar que no fueran capaces de hacer lo mismo por otros motivos.

  1. Criminales y enemigos: Por las pistas encontradas (fragmentos de etiquetas), se debía hacer algún ritual en estos sacrificios, ya que la sangre era derramada en vasijas, pero no tenemos total seguridad de si en estos casos se trataba de criminales o se refleja el caso anterior.

Los castigos corporales más graves reaparecen con más intensidad o son "reinventados" en el Imperio Nuevo, siendo el empalamiento la pena capital "favorita" en época ramesida. Sobre la muerte en el fuego parece que no era muy aplicada, quizá se quedó en amenaza de algunos Decretos. Otras penas como el "suicidio" (obligado) sí está constatado en casos de alta traición (atentado contra Ramsés III). El ahogamiento se da desde el Imperio Antiguo hasta el Imperio Nuevo, ambos inclusive. Parece una ejecución tradicional: el reo era introducido atado en un saco con piedras y a continuación se le tiraba al río Nilo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Pan en casa

El pan se preparaba conjuntamente con la cerveza, ya que la cerveza proporcionaba la levadura que fermentaba el pan.
Cada familia hacía su propio pan.

El ama de casa molía el trigo; colocaba los granos y los trituraba con un rodillo.
Luego tamizaba la harina obtenida y la mezclaba con agua y levadura de cerveza.
Amasaba durante mucho tiempo, y fabricaba con ella pequeñas bolas que dejaba fermentar al sol.

Mientras se molía, se mezclaban con la harina polvillos de piedra, lo que desgastaba los dientes.
Especias, sal, ajo o miel eran añadidos a la masa para perfumar el pan.

En el Imperio Antiguo, el pan se cocía en moldes de barro en forma de cono.
Aún no se usaban los hornos y los moldes, de paredes gruesas, se calentaban en el fuego, luego se colocaban sobre una tabla con agujeros, se rellenaban con la masa y se tapaban con otro cono.

Más tarde, al aparecer los hornos, se colocaba la masa en moldes de diferentes formas (flor de loto, templos, hipopótamos...).

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los enanos inspiraban respeto en el antiguo Egipto

Los antiguos egipcios nos dejaron un legado inmenso de su cultura y su vida diaria a través de las inscripciones y representaciones en las paredes de las tumbas y los templos, de los documentos en papiro y de los objetos funerarios. Además, gracias a su clima cálido y seco, y a sus sofisticados sistemas para conservar cadáveres, han dejado intactos muchos restos de seres humanos, incluyendo esqueletos enteros o sólo parcialmente deteriorados. Por estas razones, Egipto se ha convertido en una fuente esencial de información para conocer cómo se percibía la acondroplasia (la enfermedad ósea causante del tipo más común de enanismo) en los tiempos antiguos.

La investigación, llevada a cabo por Chahira Kozma, del departamento de pediatría del hospital de la Universidad de Georgetown, examina los restos biológicos y las evidencias artísticas del enanismo en el antiguo Egipto, incluyendo tanto a los enanos de elite que alcanzaban un estatus importante, como a los enanos ordinarios. Las primeras evidencias biológicas de la existencia de enanos en el antiguo Egipto datan del período predinástico, el llamado "Período Badariano" (4500 antes de cristo) y varios esqueletos del Reino Antiguo (2700 - 2190 antes de cristo). Las representaciones pictóricas de enanos en las tumbas, las pinturas en los jarrones, las estatuas y otras formas artísticas son numerosas, e indican que los enanos eran empleados como asistentes personales, supervisores del lino, cuidadores de animales, joyeros, bailarines y anfitriones en celebraciones.

Enanos antiguo Egipto
Estatua del dios enano Bes. (Foto: Museo Louvre, París )
Muchos enanos se encargaban de los asuntos domésticos en las casas de altos funcionarios y eran lo suficientemente estimados como para merecer sepulcros suntuosos en el cementerio real cerca de las pirámides. También había numerosos dioses enanos en el antiguo Egipto. Los más conocidos estaban implicados en prácticas mágicas para la protección de los vivos y los muertos. Además, los enanos ordinarios aparecen en pinturas de al menos 50 tumbas y, la repetición de algunas de esas pinturas, demuestra que estaban bien integrados en diversos aspectos de la sociedad, especializándose en ciertas ocupaciones.

Las representaciones pictóricas de los enanos, los amuletos y estatuillas imitando sus formas, y los textos de los papiros invocando sus poderes mágicos, permiten concluir que la imagen de la gente de talla anormalmente pequeña era esencialmente positiva en el antiguo Egipto. Los enanos eran bien aceptados por la sociedad egipcia de aquellos tiempos e, incluso, se les asignaban papeles relevantes. Además, su actividad diaria hace pensar en su plena incorporación e integración a muchas de las labores cotidianas, y denota que su enfermedad no era vista como un impedimento físico.